martes, 2 de octubre de 2007

Arte para que nunca más


Un par de huesos, restos cráneos, casquillas de balas. Restos de una realidad terrible aparecen en las cercanías de Rapel. Triste record, triste realidad. La mayor cantidad de personas desparecidas tras el Once. La angustia de no darles sepultura a sus restos después de 34 años. Toda una vida. La impunidad expresada en que los autores civiles de esas atrocidades sigan conviviendo en el mismo pueblo con los familiares de las víctimas. Mirándose día a día.


Como si lo anterior fuera poco, la promesa de un memorial para los que ya no están. Una obra incoclusa de dudoso gusto, a un costado de la nueva carretera de acceso a Santiago. Varios postes verdes. ¿Cuál fue el criterio estético para esta obra? ¿qué dirán los escultores? ¿qué dirá desde el cielo nuestro Felix Maruenda?

No siquiera un letrero, una identificación para los que pasan por la vía que une Paine con el camino Padre Hurtado.

Arte de verdad para que nunca más en Chile.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Merecían algo mejor que ese mal llamado "Memorial".