martes, 7 de diciembre de 2010

Ideas Al Sur del Maipo

Un Buen Modelo Para Tener en Cuenta

Elisabeth Anriquez Ebner
Psicóloga Universidad de Chile
Magíster en Educación PUC
Consultora en Gestión Escolar Fundación Chile

Habiendo sido invitada a una actividad en un colegio de la
comuna de San Joaquín, tuve la suerte de vivir una de esas
experiencias que pueden ser memorables para alguien
inmerso en el mundo de la educación chilena, según me
reconozco. Como no tenía claridad sobre el barrio y la forma de acceder pude estar
media hora antes observando desde la calle la llegada de los alumnos que en su
mayor parte venían caminando quizá desde sus casas. Me llamó la atención verlos
tan ordenados con hermosos buzos, bien peinados ellos y ellas, muchos de los
pequeños de la mano de sus abuelas, otros llegando en bicicleta con el papá, o a pié
con sus madres; al menos dos venían en furgones del trabajo de sus padres. En el hall
de acceso impecable, en un gran poster se leía: “Educando con Afectividad”, más allá
una pizarra mostraba los trabajos de escritura del primero básico, fotografías de
actividades del reciente aniversario con niños y profesores celebrando, padres
caracterizados en una obra de teatro. Mucha alegría.
Luego la recepción misma por parte del inspector y los directivos, amables y
acogedores, tanto conmigo como con los alumnos que se acercaban por distintas
razones.
En el curso del día tuve oportunidad de conversar en profundidad con diferentes
personas, hacer preguntas, escuchar largamente a alumnos, padres y profesores
acerca de su impresión sobre el colegio. Todos, sin excepción mostraron orgullo por
pertenecer a él: “nuestro colegio es el mejor del barrio”, “las tías nos ayudan cuando
no entendemos”, “aquí no hay bullying porque el año pasado trabajamos fuerte en
eso”, “fuimos los mejores en el Simce”, “somos como una familia”.
En la tarde observé una clase de danza como las mejores que he visto. En la sala de
computación, el responsable atendiendo solícito las consultas de algunos pequeñitos.
Y por último, ya finalizada la jornada, una profesora de 8º básico, entre severa y
afectuosa, exigiendo a algunos rezagados el cumplimiento de un trabajo que no
admitía postergación. En el 2009, este fue el colegio que ponderó el mejor puntaje
comunal; según su directora: “esto es el resultado de un buen trabajo en equipo, de
una cultura de altas expectativas”.
Y ahora, ¿qué tipo de institución escolar era esta? Pues bien, la escuela
municipalizada Ciudad de Frankfort en la comuna de San Joaquín.
Con los conocidos problemas de financiamiento que pesan sobre estas escuelas, la
llegada hace tres años de una directora alegre, tenaz y con una fuerte vocación
docente marcó la diferencia. Con la autonomía que se le entregó desde la Corporación
Municipal ella logró formar un equipo con profesores, padres y alumnos que funciona
con la convicción que juntos son capaces de lograr cualquier cosa que se propongan.
Y la verdad es que se nota. ¡Qué buen modelo a seguir!
¿Qué nos surge como reflexión final?: que la escuela que queremos para nuestro país
sí es posible cuando existen algunas de las condiciones como las que se vislumbran
en este relato. Aun cuando puede sonar a planteamiento ingenuo, para que ello ocurra
se trata sólo de que las autoridades responsables tengan la voluntad de gestionar las
acciones necesarias. Ni más ni menos.

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